lunes, junio 13, 2005

Lunes y una historia que no me pertenece

Hoy quize hacer algo divertido. Invité a mi amigo Elo a una cuadra de mantequilla de maní. Caminemos Elo, mira que hace frío. Es que tienes ese cogote descubierto. Es que me gusta este chaleco con cuello de tortuga. Si?. Sí. Por qué de tortuga?. En realidad no sé, porque el cuello de las tortugas está dentro de mi lista de no admitidos. Como es eso?. Admito que no tengo mucha idea de cómo es. Ah, bueno, yo tampoco.

Elo no tiene patas ni cabeza. Dice cosas que olvida con más rapidez de las que yo digo y olvido, y de las que yo hago y olvido, de las que yo quiero y olvido. Y él me cuenta la historia del Pescadito Parada, que tiene el mismo apellido de la periodista estrella de la Radio Zero. Me cuenta que es un niño abandonado de bebé, recogido por una mujer que lo amó como hijo, que su familia es pobre como las lauchas, y que en su ignorancia no miden que al Pescadito Parada lo entrevistan de la televisión neozelandesa.

Perdón, Elo, pero yo quiero saber por qué hablamos del Pescadito Parada.

"Porque él fue botado por su mamá. Porque fue recogido. Porque alguien pensó que el merecía una oportunidad, y en su ignorancia, le prolongó la vida, y el Pescadito tomó esa única oportunidad y fue bueno para la pelota y ahora es héroe de la selección de fútbol y es alguien, es alguien." Dijo, Elo. Y me conmovió, porque Elo hablaba del Pescadito Parada y sus ojos fueron tan brillantes como la única oportunidad que tuvo alguien en la vida.

Ahí, donde no hubo amor, donde ocurrió el desprecio más satánico de una madre hacia un hijo, donde la desestimación por el ser humano terminó con un bebé en la calle. De ahí salió una oportunidad.

Y algo así es la historia de un pescadito que yo no ubico.